La candidatura del párroco de San Francisco y San Rodrigo fue la más respaldada en el proceso de participación abierto en esta edición
El alcalde de Cabra, Fernando Priego, ha entregado este mediodía en el Ayuntamiento de Cabra el XXVI Premio a la Solidaridad al sacerdote Mario González, párroco de San Francisco y San Rodrigo de la Barriada Virgen de la Sierra, cuya candidatura ha sido la más respaldada en el proceso participativo convocado por el Patronato Municipal de Bienestar Social -PMBS- a través del que la ciudadanía egabrense y el tejido asociativo ha podido manifestar su apoyo o adhesión a personas o colectivos locales merecedores de este galardón, justificando en todo caso la labor que desarrollan en pro del bienestar y la calidad de vida de los sectores más vulnerables de la sociedad.
Un galardón que, tal y como ha afirmado el primer edil, “sirve para reconocer el trabajo de personas y entidades de la localidad en el ámbito social”, destacando en el caso del premiado en esta ocasión “la labor pastoral que ha venido desarrollando en los últimos dos años, marcada por la dinamización social que ha imprimido a la feligresía y la realización de multitud de iniciativas destinadas a ayudar a las familias más necesitadas de esta zona de la ciudad a través de Cáritas Parroquial”.
Tras la proyección de un audiovisual en el que se recogen imágenes del galardonado y su labor al frente de esta parroquia egabrense, y de la intervención de dos personas en representación tanto de su ámbito personal como del parroquial, González ha tomado la palabra para agradecer este premio “que no merezco, ya que cualquier sacerdote tiene como misión fundamental estar al servicio de los demás”, dedicándolo “a todos los católicos de Cabra que durante siglos llevan manteniendo el mensaje de entrega de Jesucristo hacia aquellos que más lo necesitan”.
Mario González (Puerta de Segura, Jaén – 1989) fue ordenado sacerdote en el año 2020, siendo su primer destino la parroquia de San Francisco y San Rodrigo de la Barriada Virgen de la Sierra donde, desde su llegada, ha venido desempeñando una labor de revitalización parroquial que ha trascendido los límites de la feligresía teniendo en el apoyo a las personas más desfavorecidas uno de sus principales pilares.
Además de la estatuilla conmemorativa, el Premio a la Solidaridad cuenta con una aportación económica municipal de 900 euros que el premiado ha de destinar a alguna causa social de su elección, yendo en este caso a parar a Cáritas Diocesana.