El Programa Aula Viva celebra su segunda visita el próximo 30 de marzo

Durante siglos, las ciudades han sido señas de identidad de las comunidades que las habitaban, expresión de sus particulares modos de vida, y ejes estructuradores del territorio. En el caso andaluz, muchas de estas comunidades urbanas hunden sus raíces en períodos muy remotos, como la Prehistoria Reciente, la Protohistoria, o el mundo romano. Fruto de esa ocupación continua, los núcleos urbanos se fueron adaptando a los nuevos tiempos y a las nuevas formas de vida, lo que en plano material se tradujo en una evolución dinámica a través remodelaciones urbanísticas, mediante la creación de nuevas infraestructuras que sustituían y se superponían a las construcciones precedentes. Esa continua transformación genera un palimpsesto estratigráfico desde el punto de vista arqueológico, es decir, las evidencias materiales superpuestas de distintos períodos cronológicos de la ciudad histórica. Este es el caso de la actual población de Cabra, un enclave que, gracias a la arqueología, sabemos que ha sido ocupado de manera ininterrumpida desde el Bronce Final hasta hoy.

 

Con los datos disponibles actualmente, es posible afirmar que la comunidad urbana que habitó Cabra desde el Bronce Final se asentó en el Barrio de la Villa, donde con el paso del tiempo y la influencia de los colonizadores fenicios y griegos, se configuró un oppidumibérico, que con la conquista romana de Hispania tras la convulsa Segunda Guerra Púnica, daría lugar a un municipium llamado Igabrum. Se trataba ésta de una ciudad de la provincia Baetica con derecho jurídico e instituciones de gobierno propias, que conocemos parcialmente a través de las evidencias epigráficas, algunas de ellas visibles en el Museo Arqueológico Municipal de Cabra. En la Antigüedad Tardía, coincidiendo con la implantación del cristianismo en la Península Ibérica, el nombre de la ciudad derivó en Egabrum y ésta adquirió una importancia capital respecto al conjunto de ciudades hispanas al convertirse en una sede episcopal. Así, la ciudad acogió la sede del obispo y pasó a gestionar un territorio mucho más amplio asociado a la diócesis. Conocemos el nombre de algunos de los presbíteros y obispos egabrenses gracias a las actas de concilios hispanos del momento, como Sinagio, que acudió al primer concilio cristiano de Occidente celebrado en Eliberri, la actual Granada, y epígrafes como el del obispo Bacauda, que se encuentra en la Iglesia de San Juan del Cerro. Por la excepcionalidad de ser sede episcopal durante la Antigüedad Tardía, Cabra es un excelente laboratorio para estudiar el cristianismo antiguo y su implantación en Hispania. Posteriormente, el complejo palimpsesto estratigráfico se completó con las ocupaciones de época medieval, moderna y contemporánea.

 

Sin embargo, hay muy pocos restos visibles de la Igabrum romana y tardoantigua apreciables al pasear por el Barrio de la Villa o el Museo. Esos restos materiales son escasos y plantean multitud de preguntas. En este sentido «todo está por descubrir», ya que todas esas evidencias de los distintos períodos superpuestos yacen ocultas bajo el Barrio de la Villa. En esta edición de Aula Viva plantearemos una propuesta para recuperar esos períodos históricos antiguos de la ciudad de Cabra. Para ello, se expondrá una fase inicial de trabajos previos a ese proyecto de investigación basada en la catalogación de evidencias actualmente visibles mediante Sistemas de Información Geográfica. Ello nos permitirá viajar de manera retrospectiva a distintas instantáneas de la ciudad de Cabra, desde el presente hacia el pasado, para buscar esas evidencias sutiles de la Igabrum romana y tardoantigua, que podremos apreciar in situ con la posterior visita al Barrio de la Villa.

 

>> Actividad/Visita realizada por D. Mario Gutiérrez Rodríguez. Es Doctor en Arqueología por la Universidad de Granada desde 2018. En la misma universidad cursó la Licenciatura en Historia y el Máster en Arqueología. Su línea de investigación es la transformación urbana en la Bética del mundo romano a la Antigüedad Tardía. Para ello, estudia los sedimentos arqueológicos con técnicas de análisis de las Ciencias

de la Tierra, para entender cómo se formaron los yacimientos desde el punto de vista estratigráfico e identificar formas de ocupación que sólo son apreciables a escala microscópica. Participa en 14 proyectos de investigación, nacionales e internacionales. Ha tenido un contrato de formación del profesorado universitario del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Además, ha realizado estancias de investigación en instituciones de prestigio de Reino Unido, Alemania y Suiza.

 

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